Los Árabes son un pueblo muy antiguo quienes inicialmente se asentaron en Gibraltar en 711 y ocuparon toda la Península Ibérica, excepto la región montañosa de Cantabria en el Norte, hoy en día cuentan con una población de 500,700,746 habitantes y en su mayoría profesan el Islam (Mas del 90%). El Islam es una de las tres religiones monoteístas del mundo. El Islam es la continuación del mismo mensaje de espiritualidad de las otras dos religiones monoteístas: el judaísmo y el cristianismo. Estas religiones sagradas son recogidas en el Corán e integradas en un mismo proceso: el reconocimiento y la adoración del Dios único, de sus mensajes y de todos sus mensajeros. Allah es Dios en árabe, el mismo Dios, no es un Dios aparte, el cristiano árabe cuando reza lo llama Allah. La palabra Islam quiere decir en árabe “someterse a Dios”. Todo musulmán cree en un Dios único y misericordioso, en todos sus profetas desde Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Mohammed, este último es, para los musulmanes, el último mensajero de Dios en la tierra. Todos esos profetas son iguales para el musulmán y sus mensajes han sido los mismos. Ser musulmán es también creer en los Ángeles, el día del Juicio Final, el paraíso y el infierno.
Como una población en la que la religión es la principal autoridad y ley, ideología, su forma de tratar y hábitos se han ido formando en base a ello, como ocurre con otras civilizaciones, la mujer juega un papel muy importante en esta sociedad, y el Corán así como la historia del pueblo dicen de ellas lo siguiente:
La mujer de la sociedad árabe pagana sufría grandes
injusticias y estaba expuesta a diversos tipos de humillación antes que
comenzara la misión del Mensajero de Dios (P y B). Se trataba a la mujer
como una posesión material que era descartada a voluntad por su tutor. No tenía
derecho a heredar de sus padres ni de su esposo. Los árabes creían que la
herencia sólo debía tratarse entre quienes tenían habilidades físicas, como por
ejemplo, los que podían montar a caballo, pelear, obtener botines de guerra y
proteger el territorio de su tribu o clan. Ya que una mujer normalmente no
tenía estas habilidades, ella misma era parte de la herencia a ser repartida
como cualquier otro bien material tras la muerte de su marido. Si el difunto
esposo tenía hijos adultos de otros matrimonios, el hijo mayor tenía el derecho
de quedarse con la mujer de su padre tal como se quedaba con alguna otra cosa
que su padre le haya dejado y no podía liberarse de él a menos que ella pagara
su propio rescate.
Era común que los hombres pudieran tener tantas esposas como
quisieran sin ningún tipo de limitación. No había un sistema legal justo que le
prohibiera al hombre cometer semejante injusticia hacia sus esposas. La mujer
no tenía derecho a elegir ni a opinar sobre el hombre que le tocaba en suerte
para casarse, era simplemente entregada a su marido. La mujer no podía volver a
casarse si su esposo la divorciaba.
En Arabia, durante la era pre-islámica, era común que los
padres se disgustaran y llegaran a enojarse al extremo con el nacimiento de una
niña a tal punto que muchos lo consideraban como una maldición. Dios,
Enaltecido sea, describe como un padre recibía la noticia del nacimiento de una
niña:
“Cuando se le anuncia a uno de ellos (el nacimiento
de) una niña, se refleja en el rostro la aflicción y la angustia. Por lo que se
le ha anunciado se esconde de la gente avergonzado y duda si la dejará vivir a
pesar de su deshonra o la enterrará viva. ¡Qué pésimo lo que hacen!”.
[16:58-59]
La mujer no podía ni siquiera ejercer algunos de sus
derechos básicos, como por ejemplo, comer ciertos alimentos que sólo estaban
permitidos para los hombres. Dios, Enaltecido sea, registra esto en el Sagrado
Corán:
“Y decían: Lo que se encuentra en el vientre de estos
ganados (refiriéndose a la cría) es exclusivamente para nuestros varones y está
vedado a nuestras esposas. Y si una de sus crías nace muerta, entonces ambos
(hombres y mujeres) pueden comer de ella”. [6:139]
El odio a las niñas bebés llevaba a los árabes a enterrarlas
vivas. Dios, Enaltecido sea, declara en el Sagrado Corán con respecto al Día
del Cuestionamiento:
“(Y cuando) se pregunte a las niñas que fueron
enterradas vivas por qué pecado las mataron” [81:8-9].
El único honor que se le brindaba a la mujer durante la era
pre-islámica era la protección de su persona, familia y tribu, y la venganza
contra aquellos que la humillaran o la deshonraran; de todos modos, lo hacían
más por demostrar su orgullo, dignidad y el honor de su tribu que por brindarle
cuidado a la mujer.
Esta situación de la mujer en la sociedad árabe, llevó a
Omar ibn al-Jatab, el segundo Califa de los musulmanes, a decir lo siguiente:
“Juro por Dios que nosotros no tuvimos en cuenta a la
mujer hasta que Dios reveló lo que reveló sobre ellas en alcorán, y les
repartió lo que les repartió”. (Transmitido por Muslim)
Ya que hable un poco sobre los antecedentes de la discriminación ejercida en contra de la mujer, ahora, adentremonos al hoy en día, ya que, aunque estemos en el siglo XXI ellas siguen siendo discriminadas de una forma cruel y tienen prohibiciones que hasta cierto punto podrian parecernos absurdas en occidente, estas son las mas destacadas:
1. La libertad de movimientos de la mujer está determinada
por el guardián varón (mahram), el marido o algún pariente. En los países donde
la sharía es más rígida, como Arabia Saudí, la mujer no puede abandonar la casa
-ni siquiera para ir al médico- sin permiso del guardián varón. Tampoco puede
viajar ni abrir una cuenta bancaria sin esa autorización.
2. No puede casarse con un no musulmán. Sin embargo, el
varón mahometano puede casarse con cualquier mujer. La razón de la
discriminación es sencilla: es el hombre quien transmite la condición de
musulmán a los hijos.
3. Poligamia. El hombre puede casarse hasta con cuatro
mujeres a la vez y tener concubinas. La ley islámica se lo permite, aunque son
pocos quienes la practican por razones personales o económicas. El varón no
tiene obligación de consultar a su primera esposa su decisión de tomar una
segunda.
4. Para el divorcio, el hombre no tiene necesidad de acudir
a los tribunales civiles: la sharía le simplifica el procedimiento. La mujer no
tiene, en la práctica, la misma facilidad para conseguir el divorcio.
5. El hombre tiene un derecho amplio de recriminar a su
mujer, incluso con castigos físicos.
6. El contrato matrimonial no lo firma la mujer, sino su
tutor masculino. Normalmente es su padre, pero si no vive lo hace su pariente
masculino más cercano.
7. Su testimonio en un juicio vale la mitad que el de un
hombre.
9. Las hijas reciben la mitad de la herencia que corresponde
a sus hermanos varones.
10. Mostrar su belleza con la ropa o el maquillaje. El
código de vestimenta en Arabia Saudí es estricto. Las mayoría de las mujeres se
ven obligadas a llevar una túnica negra -la abaya- y un velo que deja al
descubierto solo el rostro. La policía religiosa saudí controla estrictamente
esta norma en las calles y centros comerciales.
11. Darse un baño. Hay playas solo para mujeres. En los
hoteles de lujo, las piscinas y gimnasios son solo para los varones.
12. Relacionarse con hombres. Las mujeres deben limitar al
máximo su conversación con un varón que no sea de su parentela. Todos los
edificios públicos tienen entradas diferenciadas para hombres y mujeres.
13. Practicar deportes a la vista de todos. En las raras
ocasiones en que atletas femeninos saudíes han acudido a competiciones internacionales,
lo han hecho acompañadas de guardianes masculinos y con ropa deportiva que les
cubría todo el cuerpo y el pelo.
15. Leer una revista femenina,
que no haya pasado previamente por la censura.
16. Entrar en un cementerio. Los camposantos saudíes están
abiertos solo a los varones.
17. Comprar una muñeca Barbie. En su día fueron prohibidas
en el reino, que las considera provocativas por su ropa, accesorios y posturas.
muy buen trabajo nos sirve en la actualidad para saber mas acerca de este tema que se ha perdido mucho desde antes .
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